martes, 2 de octubre de 2012

Mitos y Leyendas de Cuenca

Mitos y leyendas de Cuenca

Andrés Borrero

Entre mito y leyenda hay una gran diferencia, pero los dos son parte importante de la cultura, estos son parte de la religión, de las costumbres y forman parte de los valores, ya que muchos de los mitos y leyendas se usan para asustar, la mayoría tienen moraleja, y eso los hace muy significativos en Cuenca, de donde yo vengo, los mitos y leyendas se utilizan para asustar a los más pequeños.

Mientras que la leyenda es una narración tradicional basada en sucesos reales que fueron transformados por la fantasía popular, el mito consiste en un relato tradicional sobre los dioses o los héroes de la antigüedad, que tienen carácter ritual, es parte de la religión.

En el Ecuador los mitos y leyendas son muy respetados, ya que vienen de generación a generación, desde abuelos hasta los jóvenes de la actualidad, esto es una parte de la cultura del Ecuador y es muy importante, porque también se intercambian conocimientos. Uno de los rasgos más característicos de la Ciudad de Cuenca son sus historias; mitos y leyendas que sin duda revelan la identidad, a través de personajes míticos que con el tiempo se han convertido en un referente a la hora de hablar de la cuenca antigua.

El Sacerdote sin Cabeza



Parece que este sacerdote que con hábil maniobra, se vestía con una capa muy larga que cubría su cabeza, para atemorizar al populacho que por la noche transitaba por los barrios oscuros y solitarios. Estas personas seguían al reverendo hasta verlo aterrizar por los jardines eróticos de su “querida”.

Según cuenta la historia este sacerdote prefería el barrio de San Roque, al cual iba casi todas las noches, pero, como no hay cosa que no se descubra, se le identifico plenamente, y una mañana cuando las campanas de la iglesia anunciaban la misa de las cinco uno de los feligreses decía:

“elé pues, este taita curita ahora si esta con cabeza, mamitica, ¿ Que muerte tendrá?. Y agregaron las beatas, no se si por celoso, “de gana”: Dios nos guarde y nos ampare de este santo sacerdote.”







El Farol de la viuda



La fémina viuda realizaba por decirlo así una hazaña heroica pues tenia que vérselas con peligros de la oscura noche,en ocasiones tenia que habérselas con los canes de “Taita Chamaco”; ya que sus muecas adquirían rasgos caricaturescos y jocosos cuando a veces a la luz de la luna, la noche era alumbrada por sus amarillentos rayos que dejaba ver el rostro de la heroína y viuda su faz demacrada.

Y, cuando ella apareció al tablado de sus andanzas, era una época de transición, la viuda alegre, cuya compañía hasta en cierto modo era su farol que se adelantaba a ella alumbrando el camino fogoso por el cual transitaba, hasta entrar en su aposento que decían se hallaba ubicado en el barrio de “El Vado”, tan proclive a las apariciones y fantasmas tétricos, y donde había además cerca de la cruz “la casa de los ruidos”, que con oportunas averiguaciones se llego a la conclusión, de que aquellos ruidos eran producidos, porque desde afuera, un conocido y respetado doctor, lanzaba unas cuantas piedrecillas a la ventana que daba al aposento de su “querida”

Estas dos leyendas son un gran ejemplo de lo vivaces que somos los cuencanos, siempre leyendas alegres o de miedo, con la finalidad de pasarla bien.


 

  

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